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sábado, 19 de noviembre de 2011



















Celmiro Koryto


Desde la yema



Poemas s/t ni sutilezas



Israel- 2010









Celmiro  Koryto
ISBN- 9789898493361
Publicación: E-book
Editorial: Emooby














"Desde la yema" poemas escritos desde el centro del libido a lo intelectual y reflexivo, tomando como común denominador lo escrito por Blas Pascal "el hombre no es más que un junco, el más débil de la naturaleza, pero un junco pensante".
Este lenguaje poético concéntrico es el que despierta lo síquico de las causas y lo convierte en absurdo, esencialmente cuando amor y muerte es sinónimo del pecado original hasta su fin…siendo la clave aceptarlo.
Poemario que aúna surrealismo con subjetivismo en un estilo propio y habla de la madurez y el envejecimiento bajo una llama de ironía…
…ese bien hace daño/ escrito para llenar vacío/la espina del esqueleto /eructa desvelo...
fundido/ en el corazón de una manzana/gasta camino en los pasos/
de un zapato negro y otro castaño.


EL AUTOR











me atrae
la mujer
vestida
en tela barata
la que apacigua
pasión
en el vaivén
de sus caderas
 y viaja del ojo
a la lengua
               








el águila
de mis ojos
vaga por vientos
que decapitan corolas
no tiene miedo
de trepar invisible
y describir con la voz
su cálido aliento









miro viejas fotografías
y recuerdo la tarde
siempre la misma tarde
en que mi padre
hamacaba su locura
y sus manos me elevaban
cruzando el espacio
sin estar ahí










consumido
-soy sin saberlo-
el producto acabado
en el rincón más triste
allí  husmeo
lo vació de la vida
en el alimento del plato









si me veo
completo
mi yo
sospecha
la realidad
que traiciona
el tedio
del casi amor








pienso
que mi vida
fue tejida
en papel de arroz
no apesto
aún respiro
y fuera de foco
mi talón
apunta al infinito









uno es viejo
recién nacido
eso me hace pensar
que puedo aguantar mucho
o romperme
como un ánfora
un  espejo
o  un corazón










más que la muerte
sufro  mi nacimiento
y aunque a veces  orino
contra el viento
la tierra
me abrigará  allende
de las orillas de mis brazos






sumido
en un piélago
de lágrimas
cargado de soles
bebo el azul del cielo
camino las calles
de un  desierto
sin agua y sin salida
soy un fulano
que no se explica
cómo cambiar de estilo








libre
quiero
tender un mantel
y desmantelar
la realidad
vivir en blanco
esparcir semillas
ser arroz
etéreo rocío








el lado negro
del chocolate
es el más amargo
vendidos a 30 dólares
te hace sentir en la boca
el coágulo de sangre
de un niño  de Mali
cada vez que lo embalan
en papel de aluminio









heridos por la noche
los fanales
atraen y fugan
aquello que no está en mí
amores lejanos
arrancados de cuajo
con la menor de las brisas









qué hacer
si no hay ganas
si el hacer
no es agua
y la harina
siquiera
un lugar
donde hundir los dedos












perdura
todo lo que queda
en mí de tu lengua
y migas
en los bolsillos
sedientos











uvas salvajes
mojan el vino
de la razón
filtrando
una noche
que no es ésta











habita
la cueva del hombre ido
la mujer
del útero de piedra
colmada de uñas y dientes
de orugas y frutos secos












el idioma de la leche
suscita en tus pechos
el agradable
charco meloso
que  lo nutre










en el lecho
uno es orilla
del otro río
dilatando
los finos hilos
de los brazos
nos hundimos










soy el insecto
(no el de Kafka)
entre nosotros
todo es hoy sin ayer
y mi tumba
ya sangra
en la pared de papel












algunas veces el amor
es miel envenenada
en labios femeninos
nos alimentan
o nos despojan













nada está vacante
como el viento
cuando los sueños
vuelan en bandadas











en el rastro de una lágrima
medito
a quien va dirigida mi pena
los que van a morir
van a la feria












soy como el polvo
en todo se posa
a su manera
purifica
todo lo que hiere
debajo del brazo






cuando  niño
habite islas
no sitiadas de agua
ahora
paso una rara época
camino sobre mí mismo
buscando lo absoluto
sólo me quedan
cinco minutos de luz
y muchas vidas                                                   
para entenderlo









sin piedad
la lluvia
patina
en los tatuajes
habla el silencio
del cuerpo
que se deja
deslizar por un tubo









él vive el invierno
con esperanza de flor
es  sakura en primavera
y goza el tiempo
sin dejarse caer
como si dos semanas
en lo humano
fuese efímero







olas blancas
dejan de lado
la seda arrugada
poco miran los ojos
cuando se muere
en la sed del tacto
y son
en un pequeño charco
no más
que hojas curvadas










modulando  goznes
en el arco de la tarde
se cierra la puerta
tensas las manos
un sutil trazo de uñas
dibuja estrías
en la espalda de la piel



sobre las aguas
donde el sol apunta

agudas aristas de cristal
mal tallan la roca

en la distancia
una boca

resignada de sed
huele a maníes salados

y cultiva en la mirada
un huerto de largas horas








exige
sentirse libre
plenamente solo
reconocer
el bienestar
del aceite
que cocina su asco
y esparce en el aire
las partículas







bajo muros
cansados de casas
viven poetas
llegados a la vida
con la más baja carta
-idos además-
que sueñan y dejan
teléfonos desconectados
al filo de la madrugada










dice:
llevar el amor
siempre escaso
es mejor
sentirlo hambre
porque sin razón
en el vientre
clava las dudas









ahora
los cuerpos
se unen de pie
de prisa
sin ahondar delicias
actos de Fast Food
arraigados en  los bordes
de las servilletas.







soy polvo
que limpian
las manos
de quienes me quieren

también  un poeta
con cicatrices
y ciertos dolores
cultivados por educadores
muy  severos









sin mañana
sólo ayer
desnudo
pienso
con qué ropa
cubriré el cuerpo
que anule la anarquía
de lo oscuro de mi todo








sucede
que de noche/soy
un viejo barco
con su infancia a bordo
en un mar
que rebasa tibiamente
sin tiempo
 en las palmas de las manos












ciertas sonoridades
mueren antes del tañido
cuando tú pezón
hace borbotear
lo  líquido de mi sed











el bien a veces
hace tanto daño
como escribir
pequeños versos
cuando el mundo es tan vano
y nosotros
llenamos el vacío










el camino que desando
no es aquel familiar
cubierto de ausencias
es sólo un abrazo de polvo
con olor a exaltación extinguida
en la muerte de un hombre
casi vivo










asustan las tinieblas
de noches sin persianas
dejan luz de luna
tapizar
la desnudez del  cuerpo
con  la mirada clara
que eructa del esqueleto












la espina del silencio
ha traspasado
mi careta
donde los días de los labios
han creado un gesto





el  cuerpo de maíz
desgrana
 un hombre
con mirada de largas mariposas
arrebujado de ataduras
en su amor ausente
estira las manos
como redes flojas
y teje la música del viento
consumido
en  una ciudad de fuegos








siempre
en busca de la verdad
detrás
del espejismo
del eco
ocupamos
la misma estación de ser
fundidos
en el corazón
de una manzana









de  naufragios
reales
brota el poema
en busca de aquello
que no se halla
precisamente
aquello
que no se tiene









oigo crecer la hierba
huelo la música
con el mirar esclavo
con el mirar vacío
voy a vivir a un friso
donde silencio y grito
plasman la llaga








sin fuerzas que reubiquen
la densidad de mi angustia
violento de luz
urgente de palabra
canto el puro dolor
poblado de matices 
rico en nada








el sismo de sus piernas
divulga mutada
la esfinge del  cuerpo
en el cual los labios
sucumben
al alimento de antaño
beben el pecado
del sueño infinito
que surge  activo
en la tupida apariencia









mis pulmones son
dos palomas desinfladas
y tú/ respiras
en mi estómago
alucinada
con una brújula de polvo
buscas
mis frágiles ojos








hogaño
insolentes fantasmas
recorren mis sueños
allí
donde  nada es seguro
en medio del corazón
una oscura rosa de fuego
marca sin pecado
el equinoccio de la vida










los cuervos dicen sus plegarias
desde el cerco de la casa
cuando la vida
en  equilibrio
cruza el espacio
y cae sesgada
en el dolor que visto






de andar
en romance con la vida
fui pasto de los sueños
en cada despertar
sentí  el hastío
los gatos y los días
el  silencio
asumido de la rabia
 en las pisadas
de un zapato negro
y  otro castaño





pinto signos
con sibilinos
cabellos de  seda
y revelo
un bosque de frisos
con deidades
de trazos curvos
más allá
de los tálamos
y las tardes
acecha el amor
en la trama







han muerto
cansados de la vida
los poetas
con el dogal
en las gargantas
y la angustia  creada
por  judas y caínes
renunciando
al aplauso
de los buenos









desayuno
con poemas de otros
mientras los ojos
van y vienen
entre pétalos
de tilo y de magnolias
y trato de ser y no soy
ese verso que me quema







mientras
la lluvia cae
sus manos separan
los puntos buenos
de los muy buenos
ésta noche
serán arroz
en el mantel
que mañana
vestirá el altar



hoy temprano
tenías
algo distinto
en la mirada
que se hacía río

le traías pan
al hambre
y  jacintos
al alma

con  el amor prendido
a  anzuelos
de bajo costo






retumba 
el silencio
en la boca mansa
plegada
como una nube
en la tarde
las manos
llenas de  arena
lo dejan caer
cual esperanza
a corto plazo


gira que gira
una lágrima
en la mejilla del tiempo

sus esporas
migran de locura

se consuela
sin consuelo
endeudada de sangre

pulcra de sombra
define
la belleza del alma









como un vaso
entre flores
bebe el rocío
mi piel se empaña
de  luna no vertida
y sin profanar
marchitas hojas
me uno a las cenizas
de mis queridos









la vida
se evapora
como  burbujas de champan
del cáliz del cuerpo
pero  si introduzco
una cucharita de plata
en el cristal de su copa
la contengo







visto
el  esqueleto
de tejidos versos
con el hilo
del dolor extraído
allí resistirán
en caparazones de ostras
el desencanto
de  mi hombría
inciertos ciclos